Los animales no están predispuestos genéticamente a ser peligrosos y por eso la catalogación PPP por razas no tiene mucho sentido para mí.

Si bien es cierto que objetivamente un perro de talla más grande haría más daño al atacar que un perro pequeño, también es cierto que un perro, o cualquier otro animal doméstico, que crezca en un ambiente sano y afectivo no atacará a nadie.

La ley PPP debería actualizarse a ley HPP (ley para Humanos Potencialmente Peligrosos): para cazadores que ahorcan a sus galgos en los árboles;

para los que adiestran a sus animales con el fin de ponerlos a pelear hasta morir; para los que los toman como un bonito regalo de Navidad pero luego los abandonan porque por lo visto desconocían que los perros también pasean, mean y cagan; para los que contemplan matar animales como un espectáculo tradicional.

Estos son los que deberían llevar bozal, pasear atados a una correa corta e ir supervisados fuera de su parcela.

Hay que normalizar la visión que se tiene de las razas mal catalogadas para que la gente pueda disfrutar de la compañía de perros como Thai, a quién hay que conocer como individuo, no juzgarla por haber nacido Staffordshire.

Eso sería tan estrecho de miras como juzgarnos entre nosotros de un solo vistazo por el color de nuestra piel o por el sitio en el que hemos nacido.

Es absurdo. Thai es cariñosa, divertida y respetuosa porqué Loli es un amor, es educada, es empática y eso es lo que le transmite a su compañera de piso peluda. Limitemos la idea de los perros locos asesinos a la ficción y no culpemos a los perros de los errores que estamos cometiendo los humanos.

#estoyconthai