Mi pequeña hawaiiana, nació en una preciosa isla, casi tanto como lo es ella.
Emma se bañaba en cualquier playa cristalina de postal rodeada de turistas que alababan su comportamiento sociable y juguetón y belleza exótica. Corría feliz entre las olas, por el bosque, en los numerosos parques de perros con sus amigos, muchos como ella…
Un día se vio encerrada en una jaula de aluminio, distinta a la de los demás, no entendía nada…estuvo más de 30 horas hasta llegar a su destino final. Allí ya no podía jugar libre en el parque, no había olas que saltar, y tenia que ir con su mamá atada con la correa todo el día. Ya la gente no era tan simpática con ella, algunos la miraban con cara rara o decían cosas a su mama sin hacer nada.
“Emma, estamos en España, aquí te van a tratar de forma distinta, no vas a poder jugar con todos los perros ni entrar en todos los sitios sin una correa o un bozal por el simple hecho de ser un pitbull. Emma está triste, quiere volver a ese lugar en el que nació donde no la discriminaban por su raza ni nadie se alejaba de ella cuando quería saludar…
Emma es el mejor perro en todos los aspectos que he tenido, así como lo es Thai, inteligente, hermosa, sociable, cariñosa, juguetona, niñera…
No entendemos esta ley que discrimina por el simple hecho de ser un PPP.
Emma y Thai son fuertes, atléticas, y a su vez nobles y fieles, ellas no son agresivas por naturaleza, sólo en malas manos se convertirán en lo que nos quieren hacer creer que son: perros potencialmente peligrosos. Son las manos las peligrosas, no los perros. NO A LA LEY PPP